viernes, 30 de septiembre de 2011

La Etica de la Ciencia

El siguiente  análisis a la lectura de la Ética de la Ciencia escrito por Víctor Martin, se inserta en aquel futuro incierto que visualizó Mario Bunge en su libro  Ser Saber y Hacer,  donde expresó  que  “No sabemos ni podemos pensar saber cómo será la ciencia y la técnica en el nuevo siglo... Sin embargo si extrapolamos las tendencias recientes podemos prever que la ciencia y la técnica seguirán avanzando…”  Si estos avances se reciben con conciencia social, lo ético tendría carácter  trascendental.
Martin  expresa que las  particulares  predictivas  de  la tecnociencia  establecen relación  “entre  el  poder  del conocimiento y de los aparatos que lo administran, los problemas en su dimensión de  prioridades  y  los  valores  que  enmarcan  la  responsabilidad  del  investigador”. Esto se diserta considerando beneficios y riesgos de las aplicaciones del conocimiento científico, tomando de la mano su contexto socioeconómico. Deben cultivarse virtudes morales para asegurar y salvaguardar la integridad de la ciencia. Entre La ética y La ciencia no se acepta la disociación.
Asimismo, surgen  ciertas interrogantes como: ¿Cuáles son los valores exigidos para practicar la ciencia? ¿Qué ética y moral vive el investigador?...,  ¡Conociendo que  la ética envuelve tu ser , y la moral tus costumbres!  La ética de la ciencia adquiere animación, y el investigador protagonismo y responsabilidad.
Cuando Bunge (ídem), cuestionó: “¿Qué desafíos plantearán a los filósofos esas novedades por venir?” , también mencionó dos retos, que apuntan a: “Desarrollar la filosofía práctica que  examine los problemas morales que plantean las políticas macroeconómicas,  y a propiciar  el  enfoque  científico  de  los  problemas  sociales  más acuciantes, a menudo descuidados por los especialistas o abordados de manera unilateral”.  Esta observación hecha por el científico,  nos acompaña e impulsa por una senda segura para indagar acerca de la ética de la ciencia.
El Profesor Victor Martin  plantea que “ la  ciencia  y  la  ética  están desarrollando,  desde  dentro  -  en  los  equipos  de  trabajo,  en  las  comunidades científicas - y desde fuera, por exigencias de la sociedad, profundos cambios que pueden  apuntar  a  aproximar  ideas  y  creencias  acerca  de  la  supervivencia”…;  he aquí lo relevante de la pureza  del  “cómo”, no solo en los procesos de la investigación per se,  sino en el  investigador. 
“La ética de la ciencia”, frase que confiere autoridad para considerar auténtico e íntegro el resultado de una formación personal y profesional, que ha desarrollado sabiduría, tanto en la mente como en la vida del sujeto humano, con plena capacidad para abordar sistemáticamente, lo que refiere Martin a  “problemas  valorados  como  prioritarios  por corresponder a las condiciones inherentes a la vida humana: libertad, autonomía, dignidad; y acerca de la vida buena…”

El autor  afina para el abordaje de cambios globales,  la inclusión del poder de intervención del conocimiento en la capacidad de integración del saber.  Además, otorga  una nueva valoración de la vida compartida  en la diversidad, por el camino de la sabiduría,  reflejando el pensamiento complejo y el humanismo. Esta postura, podría integrarse dentro del enfoque de  Ludwig von Bertalanffy, "sistemáticamente” reflejando así un orden ético-científico.

1 comentario:

  1. Hola Aurora,
    Muy de acuerdo contigo. Podemos trascender si combinamos la ética y la ciencia. Tal como tú lo expones, si la humanidad recibe y emplea los avances tecnológicos con conciencia social y sin egocentrismo, se podrá alcanzar el bienestar común.
    Gracias.

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